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El agua y el lenguaje, especialmente el no verbal, son dos elementos primordiales de esta producción. Esta es la historia de Lucía (Malú Chouza), una joven de catorce años y de su hermano menor Federico (Joaquín Castiglioni) que tiene 15 años de edad. Ambos viven con la madre ya que sus padres están divorciados. Alberto (Néstor Guzzini), el padre, es quiropráctico y ve a sus hijos esporádicamente. Alberto alquila una cabaña para las vacaciones pero la lluvia amenaza con destruir los planes familiares.

 

El agua cumple una doble función. Es un elemento purificador, o al menos un filtro a través del cual se eliminan muchas imperfecciones. Además, sofoca las emociones de los personajes. El agua ayuda a que los hijos renueven la relación con el padre. Es decir, el agua genera el aislamiento en que se encuentran y hace que ellos dialoguen y resuelvan sus diferencias.

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El lenguaje se manifiesta en las alusiones indirectas, es decir, en las miradas que de hecho comunican más que las palabras. Lucía, la hija, mira constantemente a su padre con un sentido reprobatorio. La niña realiza el viaje exploratorio de la iniciación de adolescente y es el escenario en el cual la familia encuentra un espacio de diálogo en unas vacaciones sin televisor. El lenguaje adopta igualmente otra faceta en Tanta agua. La película no revela sus puntos clave, sino que, a medida que avanza la trama, despierta el deseo de descubrirlos.

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Awards

 

 

Alejandro López

Arizona State University